En este 8 de marzo, te contamos las historias de dos científicas que han tomado el camino de la investigación en física en el Instituto Milenio de Investigación en Óptica. Se trata de Leticia Lira y Carolina Manquián, quienes hablan sobre qué las inspira a seguir un camino que cada vez se abre más para ellas, pero que mantiene brechas históricas.
“Es un camino difícil. Muchas veces acaba siendo un poco más difícil para nosotras, por ser mujeres, pero el proceso es una cosa que se disfruta mucho”, dice Leticia Lira (28), ingeniera física y estudiante del Doctorado en Ciencias Físicas de la Universidad de Concepción. En 2022 llegó a Chile proveniente de Brasil con una misión, convertirse en doctora en Física.
Para Leticia, la brecha de género en el área científica comenzó a notarse cuando llegó a la Universidad Federal de Goiás, ubicada en la zona central de Brasil, a unas tres horas de la capital, Brasilia. Ahí notó, primero, que eran muy pocas las mujeres que entraban a la carrera, y que su cantidad disminuía con los años.
La brecha de género en áreas STEM (por las siglas en inglés tecnología, ingeniería y matemáticas) es un fenómeno reconocido a nivel histórico, no solo a nivel de la baja participación de mujeres en ciencia, si no también, por su escaso reconocimiento en trabajos de investigación.
En ese sentido, el Premio Nobel ha sido reflejo de su baja participación y reconocimiento en áreas como la física, donde solo 18 mujeres han sido galardonadas desde su creación en 1900. En contraste, 570 hombres han ganado este reconocimiento.
Ser científica en Chile
Según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (Min Ciencia) en 2022, solo un 7% de las mujeres que se titularon de pre-grado lo hicieron en carreras científicas, tecnológicas, ingenieriles o matemáticas. Este porcentaje es el más bajo de los países miembros de la OCDE.
Carolina Manquián (31), ingeniera física y candidata a doctora en Ingeniería de Materiales de la Universidad de Santiago, es parte de este reducido grupo de mujeres que terminó su carrera, y hoy busca seguir este camino, como investigadora y docente de laboratorio.
Para ella, su experiencia como mujer en ciencia fue frustrante desde su entrada a la universidad, en el año 2010. “Venía de un colegio de mujeres, entonces llegar a la universidad y tener muchos compañeros fue más o menos frustrante”, cuenta, sobre todo, porque notó pronto la falta de referentes. “Son pocas mujeres en la academia, entonces es muy difícil mencionar a alguna”.
Sin embargo, destaca la conexión especial que logró con maestras que la impulsaron a seguir su camino como especialista en el desarrollo de materiales. “La profesora que me inspiró en la física fue Loreto Troncoso (Universidad Austral). Otra mujer impresionante que tuve fue la profesora Paola Arias (Usach), que me hizo mecánica cuántica. ellas me motivaron a ser como soy”, explica.
Pero no solo es la falta de referentes un factor a considerar para las mujeres que deciden seguir este camino, sino también lo es un ambiente poco amigable para ellas.
“Siempre sentí la presión de estar en un ambiente masculino. Eso formó mucho la manera que yo me comportaba. Hay cosas que nosotras, en un ambiente así, percibimos mucho más que los hombres. Por ejemplo, la manera en que siempre nos miran distinto, el que siempre van a observarte mucho más de lo que observan a otros, por varios motivos, como porque tienen algún interés diferente o cosas así”, relata, por su parte, Leticia.
Para ella, sus referencias han sido contadas con los dedos. Recuerda que en la época escolar leyó la biografía de la destacada científica polaca, y primera mujer ganadora del Nobel, Marie Curie. “Fue la primera científica de la que tuve conocimiento, y eso fue un ejemplo. A todos les gusta a Einstein u hombres más conocidos. Por eso me gustó conocerla”.
En Chile, a su vez, destaca la influencia de investigadoras como Carla Hermann, académica de la Universidad de Chile e investigadora asociada del MIRO. “La conozco personalmente y es una persona genial. Además de ser una científica muy experta en su área, y muy importante en el país, como persona es maravillosa”, destaca.
El nano MOF de Carolina
“En una ocasión una profe de química encendió fuego en la sala, nos enseñó el proceso en que un sólido se convierte en un gas y eso lo encontré demasiado genial. Ver ciencia en la práctica, eso fue lo que me llenó. Por ahí comenzó mi interés”, asegura Carolina, quien hoy encabeza un destacado trabajo en la Universidad de Santiago.
A comienzos de este 2024, publicó una investigación en la revista académica Nanomaterials. El artículo describe cómo sintetizó y optimizó un nano cristal de redes metal orgánicas en base a níquel, cuyo uso se puede aplicar al desarrollo de supercondensadores, una nueva generación de dispositivos de almacenamiento.
“Estos materiales quería usarlos para supercondensadores, para ver si eran un buen material para almacenar energía. Como el níquel es un material conductor, y se han tenido buenos resultados con el óxido de níquel, queríamos ver qué podía pasar con esto y resultó este cristal MOF. Pero además lo hice nano y eso le da un plus. Porque, al ser nanométrico, facilita que los electrones se muevan dentro del material”, explica la investigadora
El artículo contó no solo con el apoyo de su profesor guía, e investigador MIRO, Dinesh Singh, y otros dos investigadores, sino que también se hizo con la ayuda de la académica de la Universidad Austral Loreto Troncoso, a quien Carolina considera una referente. “Siempre está dispuesta a ofrecer su ayuda”, resalta.
La presencia de Carolina en ciencias, y su reciente publicación científica, ha sido destacada por diversos medios de comunicación. Fue la sección Braga de El Mostrador, la primera en destacar que, en el contexto chileno, el trabajo de Carolina Manquián es un “hito científico”.
Un largo camino
Para Leticia, la problemática de la baja cantidad de mujeres en áreas STEM nunca fue algo que le impidiera soñar con ser científica. Según cuenta, a los 5 años ya tenía claro este camino. Sin embargo, no fue hasta la universidad que supo que su camino estaba en las comunicaciones cuánticas.
“Siempre tuve ganas de hacer algo más experimental. Algunos de los ramos que yo tomé en pregrado me llevaron al área de la información cuántica. Me gustó mucho y empecé a hacer el magíster en esa área. Luego terminé el magíster y después al tiro ya fui al doctorado”.
En esta etapa, y bajo la guía de Stephen Walborn, académico de la Universidad de Concepción e investigador asociado de MIRO, Leticia trabaja en la producción de fuentes de entrelazamiento de múltiples dimensiones.
“Trabajamos en un experimento grande, y para eso necesitamos desarrollar algunas etapas. Por ejemplo, ahora estamos creando una fuente de fotones entrelazados, porque los fotones pueden usarse como portadores de información cuántica. Eso tiene aplicaciones en comunicaciones. Podemos usar también fibras multinúcleo para poder hacer protocolos de información, de análisis de protocolos cuánticos, ese tipo de cosas”, explica.
Paralelamente, trabaja en colaboraciones académicas con investigadores en Europa, como Marcin Pawłowski (ICTQT – University of Gdansk) y Renato Renner (ETH Zürich), que son nombres reconocidos en el área. Con ellos, prontamente espera publicar un artículo sobre comunicaciones seguras usando protocolos de distribución cuántica de llaves.
Según destaca la candidata a doctora en física, su deseo es seguir este camino de investigación, ya sea en Chile o el extranjero. Desde ese rol, su llamado a las mujeres es claro y conciso.
“Necesitamos de mujeres, de muchas más mujeres de las que ya tenemos. Es una fuerza que está en un crecimiento continuo, pero que necesita de más. Entonces, invito a más mujeres a venir y hacer un aporte a este grupo que crece, pero que es muy chico. Tenemos un camino muy grande y largo para llegar a un lugar de igualdad de verdad”.