3era Escuela de Computación Cuántica MIRO: la consagración y la pausa para 2026

Por tercer año consecutivo, entre el 6 y 10 de enero, la Escuela de Computación Cuántica reunió a decenas de estudiantes y profesionales de diversas áreas, para impartir clases teóricas y talleres en torno al lenguaje de programación Qiskit, de los computadores cuánticos de IBM. 

En 2022, un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Concepción, motivados por difundir el lenguaje de las tecnologías cuánticas fuera de la academia, planteó al director de MIRO, Aldo Delgado, la idea de armar una escuela, llamada Escuela de Computación Cuántica. 

Tres años más tarde, la escuela se consolidó en un proyecto de alto impacto, pasando de ser un espacio gratuito y dedicado a jóvenes curiosos por la cuántica, a ser un evento pagado y con enfoque en estudiantes de posgrado y profesionales, atraídos por su curiosidad por aprender nuevos lenguajes de programación. 

“En la 3era versión, tuvimos un cambio que se manifestó en el perfil de los interesados. Recibimos más personas del área empresarial, jóvenes profesionales e investigadores a nivel de posgrado, lo que permitió hacer una actividad que abordara aspectos más técnicos de la computación cuántica, permitiendo el desarrollo de sesiones más rápidas e intensas, y talleres más desafiantes”, asegura el también académico de la Universidad de Concepción, Aldo Delgado. 

Una escuela más desafiante y diversa

Para esta versión, realizada en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, la selección de los participantes buscó dar diversidad a la escuela, lo que se concretó en la presencia de profesionales y estudiantes de distintas áreas. 

Taller en Escuela de Computación Cuántica
Taller en Escuela de Computación Cuántica

Según explica el Ph. D. en Física e investigador posdoctoral del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) en Barcelona, Luciano Pereira, este año hubo “un amplio rango de especialidades, que fueron desde la física -que es desde donde nace todo esto-, y pasó por la ingeniería, la matemática e incluso la educación. En base a eso, intentamos armar un programa que abarcara temas de interés para todos”.

En ese marco, en esta versión se dedicó una jornada completa a estudiar machine learning cuántico, por ejemplo, una solicitud que se había vuelto recurrente en la versión de 2024. 

El interés que concitó la escuela más allá de la academia “es clave”, afirma Aldo Delgado, “puesto que nos ayuda a difundir las tecnologías cuánticas más allá de nuestra área, llegando a nuevas áreas de experticia. Tuvimos el caso de profesores de colegios que participaron. Ellos podrán llevar a sus estudiantes el mensaje de qué se trata la computación cuántica”, selló. 

Una pausa necesaria 

“A pesar de ya no estar trabajando en el mismo espacio, seguimos manteniendo esas ganas por desarrollar la computación cuántica en Chile. Hemos realizado la escuela durante 3 años, y no creo que nos detengamos ahí. Nos tomaremos una pausa el 2026, pero volveremos el 2027, con una escuela renovada, con talleres y profesores nuevos”, concluye Bárbara Candia, Magíster en Ciencias Físicas, quien actualmente reside en Estados Unidos. 

Tal como Bárbara, son varios los organizadores y monitores que, debido a la escuela, deben movilizarse cientos –y hasta miles- de kilómetros para llegar a Santiago, donde se han desarrollado las últimas 2 versiones. 

Barbara viajó desde Boston, a 8,424 km de Santiago; Mario Muñoz, Ph. D en Física y profesor de la escuela, viajó desde Río de Janeiro, a 2968 km; Luciano Pereira, también Ph. D en Física, viajó 11.145 Kms, desde Barcelona, al igual que Mariana Navarro, tallerista. A los 4, se suma la delegación de monitores de Concepción, que se trasladó hasta la capital para la 3era edición de la escuela. 

Bajo este panorama, se hace necesario revisar los resultados de la Escuela de Computación Cuántica MIRO, con el fin de reformular y volver con mayor fuerza, según señalan desde la organización. 

Todo ese esfuerzo, afirma Luciano Pereira, tiene el fin de formar profesionales que hablen el idioma de la programación cuántica. 

“Es importante que tengamos un lenguaje en común. Estas tecnologías van a llegar y serán importantes, y es deber de nosotros, los chilenos, tener las capacidades necesarias para insertar esas tecnologías en el país. Es decir, que puedan entender la nomenclatura, las posibles aplicaciones que existen, los plazos en que esto llegará a ser una realidad”, apunta el investigador del ICFO.